A orillas del Miño se extiende la ciudad de Ourense, que mantiene su tradicional vínculo con el río a través de su puente romano. Encrucijada de caminos, la Ciudad Vieja conserva algunos de sus más importantes monumentos, de entre los que sobresale la Catedral.
El río Miño, que atraviesa la ciudad en su curso medio, ha determinado la actual fisonomía de la capital orensana. Hace casi dos mil años, los romanos se instalaron en este territorio atraídos, entre otras razones, por sus aguas termales. El legado que mejor se conserva de aquella época es “a ponte vella” (el Puente Mayor), que conecta ambas orillas del Miño y que se ha convertido en el símbolo de la ciudad. Del primitivo puente romano se conservan algunos sillares en la base del puente.
Esta importante obra civil fue restaurada en los siglos XIII y XVII hasta obtener su apariencia actual, con arco apuntado y rampas.
La Ciudad Vieja
A lo largo de las calles que conforman la Ciudad Vieja se puede ir descubriendo el rico patrimonio que posee la capital orensana. La porticada plaza Mayor era el centro de la vida social y comercial de la ciudad, ya que se celebraban en ella mercados, fiestas y todo tipo de actos culturales y lúdicos. El edificio del Ayuntamiento preside este espacio. Su construcción data de finales del siglo XIX. Posee fachada clasicista con un balcón en su primera planta y soportales en sus bajos, rematada con un blasón y un reloj en la parte superior.
2. El Palacio Episcopal
Junto a él se levanta el antiguo Palacio Episcopal. Esta edificación, asentada sobre el enclave del primitivo asentamiento romano, comenzó a construirse en el siglo XII. De sus posteriores ampliaciones y remodelaciones, sobresale su fachada barroca, realizada en el siglo XVIII. El recinto alberga hoy los fondos del Museo Arqueológico, divididos en dos secciones: una de arqueología, que reúne una colección de objetos y piezas de arte desde el periodo Paleolítico hasta la Edad Media, y otra de bellas artes.
En las inmediaciones de esta plaza puede contemplarse la iglesia de Santa María Madre. El templo, de estilo barroco, fue construido en el siglo XVIII sobre otro anterior del año 1084. De la antigua basílica aún se pueden admirar varias columnas con capiteles de mármol. La iglesia actual consta de tres cuerpos flanqueados por dos torreones y con escudos heráldicos en el frontón.
3. Santa Eufemia
En este bello entorno de calles y plazuelas, presididas por fuentes o por típicos cruceiros (cruz de piedra que se alza sobre una columna), encontramos otros edificios destacados. De visita imprescindible es el palacio de Oca-Valladares, considerado uno de los más importantes de Galicia. Construido en el siglo XVI, esta casona renacentista muestra una fachada de dos plantas y un balcón central en el que aparecen los escudos de diversas familias nobles gallegas. A partir de 1850, el edificio pasó a ser la sede del Liceo Recreo, una antigua institución cultural orensana.
La iglesia de Santa Eufemia perteneció originalmente a un antiguo convento jesuítico. Las obras de este templo comenzarían en el siglo XVII, si bien no concluirían hasta el siglo XVIII. De esta última época es la suntuosa fachada barroca, con columnas y formas cóncavas. La iglesia, la más amplia después de la Catedral, posee planta de cruz latina con tres naves. El conjunto se encuentra presidido por un altar barroco con la imagen del Cristo de la Esperanza (s. XVIII).
4. Las Burgas
El convento de San Francisco (s. XIV), declarado Monumento Histórico Artístico, destaca por su claustro, uno de los más importantes de Galicia. Posee planta rectangular y 63 arcos apuntados sustentados, en su mayoría, por columnas dobles. Este singular espacio destaca por la rica y variada decoración, con representaciones humanas, animales y vegetales, que aparece en los capiteles, así como en los espacios entre columnas.
Antes de concluir el recorrido por la ciudad, no hay que olvidar visitar las Burgas, fuentes de aguas termales que han dado fama a Ourense. La más antigua es la de Arriba, fuente de estilo popular del siglo XVII. La Burga de Abajo, decimonónica, fue construida en estilo neoclásico, y consta de tres cuerpos y sus caños.
5. Fiestas, gastronomía y alrededores
Para conocer Ourense y a sus habitantes, lo mejor es visitar la ciudad en febrero, ya que la capital posee uno de los carnavales (aquí denominado Entroido) más peculiares de España. Se caracteriza por su colorido y por sus personajes típicos (peliqueiros), que enraízan en antiguas tradiciones de la provincia.
En cualquier establecimiento del casco antiguo de la capital orensana es posible apreciar la excelente calidad de los vinos que se producen en toda la provincia y que, a su vez, se engloban dentro de cuatro Denominaciones de Origen: Ribeiro, Valdeorras, Ribeira Sacra y Monterrei. Cualquiera de ellos puede servir como acompañamiento de la consistente gastronomía orensana. Son platos típicos el pulpo, la carne “ó caldeiro” (ternera cocida con aceite, ajo y pimentón) o el cabrito asado. La empanada de anguilas es una especialidad de gran demanda durante la primavera. La repostería orensana tiene como emblemas el marrón glacé (postre elaborado con castañas) y las cañas pasteleras (pasteles rellenos de crema).
Geográficamente, Ourense capital se encuentra situada en plena Ruta de la Plata, tradicional vía de comunicación entre el sur y el noroeste de la Península Ibérica y que, además, fue paso de peregrinos hacia Santiago de Compostela. En el resto de la provincia se pueden visitar comarcas llenas de historia. Al norte, una de las más bellas es la Ribeira Sacra, presidida por el cañón del río Sil y denominada así por el gran número de monasterios e iglesias medievales que conserva.
En la mitad sur se encuentran dos de los espacios protegidos más importantes de Galicia, el Parque Natural de Baixa Limia-Serra do Xurés y el Parque Natural de O Invernadeiro. El Parador de Verín, situado frente a la fortaleza de Monterrei, permite disfrutar de estos espacios naturales, así como del casco antiguo de Monterrei, declarado Conjunto Histórico Artístico.